LA MEDIACIÓN, un oficio en el mundo de hoy. Para buscar la paz en las familias, instituciones y en la sociedad.

Autoras: Irene Montes*, Susana Mirta Rossin**.  Publicado en Cuaderno Jurídico de Familia. El Derecho. N° 29. Junio 2012.

 

Introducción.

Cuando fuimos convocadas para  escribir este artículo, pensamos mucho sobre qué temas o ideas serían útiles para los lectores.

Llegamos a la conclusión de que lo mejor que tenemos para brindar es nuestra experiencia en el trabajo  con familias y en la docencia en Mediación Familiar.

Cuando hablamos de Mediación nos referimos a un proceso, una herramienta útil, que permite  el encuentro de  las personas o grupos que atraviesan situaciones dolorosas, que obstruyen el fluir de su crecimiento y  que los ubica en lugares confrontativos de difícil salida.

El mediador  es el facilitador del proceso, forma parte de un  equipo de trabajo  con todos  los involucrados en la situación  y su red familiar y social.

A partir de la evaluación de  los resultados que hemos obtenido en nuestro hacer, queremos motivar a otros a buscar  sus propios caminos  y así aceptar el desafío de trabajar para la paz.

Nos referimos a la Mediación  y la pensamos como un oficio, porque consideramos que su  tarea es artesanal.

La palabra oficio, etimológicamente, proviene del latín opificium, derivada de opificis ‘artesano’, que se formó, a su vez, mediante la yuxtaposición de opus ‘obra’ y facere ‘hacer’.

Si  el mediador  es  un artesano, para que su hacer  pueda ser útil y eficiente es necesario que desarrolle  ciertas habilidades y condiciones personales,  además de poseer una formación específica para este oficio.

 

El mediador familiar.

Un buen comienzo para desarrollar una mentalidad mediadora es creer en la Mediación, estar convencido de que es un buen camino o el mejor para encontrar soluciones a los problemas humanos.

Creemos que la Mediación no sólo es útil para acompañar a los seres humanos en momentos de crisis de la vida familiar o social, sino que  también  puede resultar  una tarea de constante superación para el mediador que, en definitiva, redundará en su propio enriquecimiento personal y profesional.

En la actualidad se practican distintos modelos de mediación con metodologías o caminos diferentes que en realidad deberían llevar a obtener los mismos resultados si el proceso está centrado en las necesidades, en la autonomía y el respeto de las pautas culturales de los involucrados. Por tal razón, no son las teorías las que definen el resultado de la tarea sino la práctica en si misma y los principios sobre los que se basa.

“¿Puede uno adoptar una posición irreverente sin volverse un fanático de las estrategias o de la ausencia de estrategias? Una posible solución es no dejarse seducir por ningún modelo. El terapeuta (mediador, operador de familia)[1] irreverente nunca se somete a una sola teoría, a un solo cliente o al sistema derivante (como los tribunales o los servicios sociales)”.[2] ( Cecchin, Lane y Ray. . 2002.)

Desde esta perspectiva es que consideramos relevante a la persona del Mediador en tanto responsable y  garante del cumplimiento de estos enunciados.

Asimismo, dado que los cambios en la conformación de las familias  son una constante a lo largo de la historia  el mediador debe poseer una  gran plasticidad   y creatividad para acompañarlos.

Por otra parte la complejidad de la tarea  de la mediación con familias le  impone al mediador la necesidad  de estar siempre muy atento a  su propio cuidado personal.

En la tarea de su  cuidado personal el mediador, debe tener en cuenta  tres aspectos:

  • El cuidado de si mismo para la tarea inminente a realizar, la entrevista que está por         comenzar.

 

El mediador necesita  disponer de unos minutos previos, para su propia introspección, estar en el lugar, llegar, centrarse. Algunas preguntas lo pueden ayudar: ¿cómo estoy? ¿qué tengo que dejar afuera de la entrevista?

 

 

  • El registro del momento vital que está transitando para  el reconocimiento de sus propios límites y la valorización de sus propias capacidades.

 

  • El entrenamiento en el registro de sus emociones que le permitirá aumentar su sensibilidad para comprender y percibir las emociones de los otros.

La existencia de un equipo también es un elemento importante en el cuidado del mediador e incide en la eficacia de su tarea.

Es recomendable que el equipo esté presente durante las entrevistas de mediación, pero puede no estarlo y ser convocado por el mediador en su pensamiento. Estos profesionales, mediadores o esas voces,  en la cabeza del mediador, brindaran opiniones,  ideas, alternativas que permitirán ampliar, generar, mejorar, acompañar a las personas,  a las situaciones y al  mediador mismo.

 

 Lo que no puede faltar

 Hay un primer paso que debe darse en una Mediación Familiar y en toda tarea que involucre personas.

La primer gran tarea del mediador es facilitar la construcción de un vínculo entre todos y con cada uno de los involucrados en la situación (integrantes de la familias y /o profesionales que los acompañan).

Del éxito de esta  construcción conjunta, surgirá la posibilidad de  desarrollar un proceso  que beneficie a la familia y enriquezca al mediador.

Cuando hablamos de un buen vínculo nos referimos a generar un ámbito de confianza y respeto, ámbito propicio para que se den conversaciones colaborativas que son en definitiva el motor de los cambios posibles.

El mediador orientará la búsqueda, recuperación o revalorización de los recursos familiares y personales, verdaderos tesoros de las personas y las familias. Uno de los recursos más valiosos es la red familiar y social con que cuenta la familia, muchas veces oculta o desapercibida.

La connotación positiva de las conductas, las historias, los trabajos, las formas encontradas en el pasado para resolver situaciones difíciles, será otro de los recursos que tiene el mediador para colaborar con la familia y promover diálogos constructivos.

Para todo esto, es fundamental no emitir juicios de valor, no interpretar, no imponer verdades absolutas. Recibir lo que traen los consultantes sin tratar de acomodarlo a la propia perspectiva o a una mirada moral.

“¡Escuchen lo que ellos realmente dicen y no lo que realmente quieren decir! En el momento que escuchamos lo que realmente quieren decir, interpretamos lo que dicen desde nuestra propia perspectiva, es decir, armamos nuestro significado de lo que dicen”. (Tom Andersen 2001).

 Se pondrá la mirada en el futuro, en los proyectos, en los sueños. El pasado servirá exclusivamente para comprender los puntos de dolor actuales, legitimados por verdaderos, las emociones son siempre verdaderas. No perdemos de vista que un acuerdo podría ser la solución, pero, no es el objetivo en este caso. El objetivo principal es el proceso en sí, instancia superadora de encuentro, crecimiento y aprendizaje.

 

Conclusiones

Como corolario  pensamos que “es mejor prevenir que curar” y que  la Mediación es una manera de prevenir los conflictos y generar espacios pacíficos y saludables.

Las relaciones humanas basadas en un formato colaborativo y de construcción, provocan y permiten crear y transmitir relaciones de construcción y colaboración.

El proceso de Mediación Familiar es una esperanza de transformación ,un  gran  desafío para los profesionales que trabajan  con familias y en especial,  para los abogados, que necesitan herramientas que les permitan salir del modelo confrontativo ,  del litigio, de las partes opuestas, de la desresponsabilización de la familia .

Podríamos decir que la mediación es una forma de vida, el recurso de las personas, de los profesionales, de las instituciones y de la  sociedad  para resolver las situaciones complejas que van apareciendo en el mundo de hoy.

 

Bibliografía

ü        Andersen, T. (1994). El equipo reflexivo. Diálogos y diálogos sobre los diálogos. Barcelona. Gedisa.

ü  Andersen, T. (2005) Procesos de reflexión: informativos y formativos. ¡pueden tomar prestados mis ojos, pero no deben quitármelos! En: S. Friedman,  Terapia familiar con equipo de reflexión. Buenos Aires. Amorrortu. 39-69.

ü  Andersen. T. (2001). Una colaboración, por algunos llamada psicoterapia. Vínculos llenos de expresiones, y expresiones llenas de significado. Sistemas familiares y otros sistemas humanos. Ed. ASIBA. 17  (3). 77-87. Buenos Aires.

ü  Cárdenas, E. J. (2004). El cliente negocia y el abogado asesora, Buenos Ares. Lumen.

ü  Cárdenas, E. J. (1998). La mediación en conflictos familiares. Lo que hay que saber. Buenos Aires. Lumen/Humanitas,

ü  Gianfranco Cecchin, Gerry Lane y Wendel A. Ray. Irreverencia. Una estrategia de supervivencia para terapeutas. Paidos. 2002.

*Trabajadora social y mediadora. Desempeñó funciones en el área de salud, educación, acción social y judicial -  Juzgado Nacional en lo Civil  N° 9 -  Fundación Retoño 1992-2010: docente y coordinadora de cursos de mediación familiar en Capital y en el Interior. Coordinadora del equipo Reencuentros  Fundación Retoño 2007-2010. Integrante del equipo transdisciplinario Kairós.

** Abogada, Mediadora y  Orientadora familiar. Integrante del equipo transdisciplinario Redes de CAPIA (1995-2005). Fundación Retoño: Coordinadora y Docente  de los cursos de formación de mediadores y del Equipo de Orientación y Mediación Familiar. Docente de Derecho de Familia y Mediación Familiar en la  Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional  y  Maestría Latinoamericana Europea en Mediación ( APEP/IUKB). Ejerce su práctica profesional independiente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 

 

 

 



[1] Lo agregado entre paréntesis es de las autoras.

[2]